miércoles, 29 de septiembre de 2010

Introducción

Madre Selva es un hermoso vallecito perdido en una de las muchas quebradas de la cuenca amazónica peruana. Se encuentra en la provincia de La Convención, en el Departamento de Cuzco a 1h en coche de la ciudad de Quillabamba, capital de esta provincia, conocida por la ciudad de la eterna primavera, a unas 4h de Machupichu.

Disponemos mas de 100 has en este hermoso lugar, donde estamos concretando la realización de un sueño largamente acariciado. Se trata de implementar una ecoaldea con el fin de conseguir autosuficiencia alimentaria y verdadera calidad de vida al margen del sistema macro y microeconómico cada vez más decadente y conflictivo.
A pesar de que ya hay unas quince mil ecoaldeas en el mundo y constantemente van surgiendo nuevas iniciativas e intentos por todas partes no es fácil ni es una solución global.

Probablemente son todavía pocas las personas y familias en occidente capaces de asumir el reto de reiniciar su vida y lanzarse a una aventura tan supuestamente arriesgada. Una amplia mayoría de personas es consciente de que “el sistema” ha llegado a un callejón sin salida y que el futuro es incierto y “pinta mal”, pero se ven impotentes para hacer algo al respecto, salvo buscar ansiosamente la manera de salir adelante, lo que suele significar aferrarse lo más posible a lo material, por cierto a un precio muy alto según indican los índices de las patologías psicosomáticas.

Solo cuando las personas saben algo y empiezan a comprender algo del sentido profundo de la existencia pueden ser capaces de dar “saltos quánticos” en su vida y plantearse verdaderas revoluciones internas proyectadas al exterior. Las personas dispuestas a compromisos para el cambio personal pueden ser las vanguardias llamadas a una transformación a nivel mundial.

Desde la perspectiva de nuestra visión la única posibilidad que tenemos en cuanto a humanidad de sobrevivir en el tiempo en un planeta maltratado por nosotros y ya muy frágil, es a partir de un cambio de paradigma en el que el respeto por nosotros mismos, por la tierra y la naturaleza sea la prioridad.

Solo conseguir la plenitud en la simplicidad de vida puede hacer posible el milagro. De hecho la historia nos recuerda que los grandes cambios en la historia han sido consecuencia de la actitud valiente de unos pocos.

Las necesidades básicas que han de satisfacer cualquier aspiración de calidad de vida son casa digna y espaciosa, comida natural del lugar, relación familiar y social correcta y educación. Para todo ello hay que conseguir el espacio físico y amable y en nuestro caso concreto lo hemos conseguido con creces, después de años del intento.

Sudamérica es y a sido siempre el refugio, en situaciones de crisis, de muchos europeos y, sin duda lo va a seguir siendo por sus actuales condiciones y posibilidades de naturaleza y de sus gentes sencillas y acogedoras. Perú en particular, es un país con baja densidad de población, con ochenta y cuatro microclimas de los ciento quince que se han establecido y con una bellísima cuenca amazónica, selva de altura, en las estribaciones orientales de los Andes, donde el agua es todavía abundante y la mayor biodiversidad del mundo con algunas especies de plantas, aves e insectos todavía no clasificados y una variedad increíble de frutos y alimentos.

Cuzco (4.200 m.sn.m. y Machupichu 2.500), son encrucijadas entre la sierra y la selva se dan ahí los atributos de las dos regiones lo que significa una riqueza y unas posibilidades naturales extraordinarias.

Madreselva, a 2.200 m.s.n.m. tiene la temperatura propia de las zonas subtropicales, de enero a abril, verano, abundantes lluvias y de mayo a diciembre agradable calidez y fresco en la noche. Es bosque húmedo y una tierra de una fertilidad extraordinaria, alfombrada con unos 10 cm de compost natural , propicia para árboles frutales, aguacates, patatas, avena, trigo, maíz, guisantes, judías, tarwi y, en definitiva, todo tipo de hortalizas, cereales y la mayoría de árboles frutales: manzanos, ciruelos, cerezos, alguna variedad de plátanos, granadilla, etc.

El proyecto contempla la posibilidad de acoger a un máximo de 12 familias, 20 voluntarios y 10 visitantes transeúntes. Damos preferencia a familias con hijos ya que ello supone más estabilidad y perseverancia.


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