Se constituirá un contrato privado de asociación entre los propietarios, que se regirá por los puntos específicos que se han mencionado y otros que se establezcan en consenso. En el plano legal cada propietario tendrá sus documentos oficiales de propiedad de los mil m2 y de la casa.
Nadie, ni siquiera los fundadores tendrán más de 1000m2, quien haya contribuido al proyecto con algún capital tendrá que donarlo o recuperarlo para evitar desigualdades, egos y los consiguientes conflictos. Todo el territorio y las construcciones comunes están disponibles para el buen uso de los miembros de pleno derecho.
El liderazgo será el que fluya con naturalidad según meritos y consensos, pero la administración corresponderá a un “triunvirato” elegido o aceptado por la asamblea de los miembros de pleno derecho, que será en definitiva quien asuma las grandes decisiones. Pero, para dar una verdadera oportunidad al proyecto se asumirá que por un periodo razonable de dos años no se cambiarán las normas fundacionales y fundamentales y hasta 5 años los pioneros fundadores – “el núcleo” se reservan el derecho de veto.
La asamblea se reunirá como mínimo cada dos meses y los administradores estarán en contacto periódico y permanente.
Por lo demás se irán definiendo las líneas maestras y generando las realidades a tenor de la própia dinámica del proyecto.
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